Cardenal Tobin: Habemus Papam! ¡Tenemos Papa!

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Vol. 6. No. 17

Mis queridas hermanas y hermanos en Cristo:

Las últimas semanas han sido una montaña rusa de emociones para mí personalmente y para todos nosotros en la Iglesia Universal. Este tumultuoso viaje comenzó con el dolor por la pérdida de nuestro amado Papa Francisco. El día en que vi por primera vez su cuerpo en la Basílica de San Pedro fue un shock tremendo. Sentí que había perdido mi estrella polar y mi sentido de la orientación se había perdido por completo. Entonces, recordé las propias palabras de nuestro difunto Santo Padre pronunciadas apenas unos días antes, el Domingo de Pascua:

La resurrección de Jesús es el fundamento de la esperanza; a partir de este acontecimiento, esperar ya no es una ilusión. No; gracias a Cristo crucificado y resucitado, la esperanza no defrauda. ¡Spes non confundit (cf. Rm 5,5)! Y no es una esperanza evasiva, sino comprometida; no es alienante, sino que nos responsabiliza.

La esperanza se convirtió en mi emoción dominante, no eliminando mi sentimiento de dolor, sino situándolo en su contexto adecuado. “Gracias a Cristo”, nos recordó el Papa Francisco, “la esperanza no defrauda”. Debido a la muerte y resurrección de nuestro Redentor, la esperanza es un desafío que podemos aceptar con confianza en la gracia del Espíritu Santo.

Esta confianza me permitió superar mis temores y cumplir con mi sagrada responsabilidad como cardenal electo con la firme convicción de que el Espíritu Santo guía a nuestra Iglesia, ayudándonos a discernir la voluntad de Dios para el presente y el futuro.

Esta fue mi primera oportunidad de prestar este servicio particular a la Iglesia, y abordé el cónclave con un sentido de urgencia dadas las circunstancias particulares de nuestro mundo actual. Ahora rezo para que, si Dios quiere, este cónclave sea el último para mí, porque confío en que Dios bendecirá a nuestro nuevo Papa con una larga vida y muchos años de fiel servicio al pueblo de Dios.

Las emociones de dolor y miedo, confianza y esperanza que experimenté durante el cónclave papal fueron sucedidas por una abrumadora sensación de alegría una vez que el Papa León XIV aceptó el reto de servir como sucesor de San Pedro, el próximo Obispo de Roma. Ahora es nuestro Santo Padre, el Papa, y en nombre de todos los habitantes de nuestros cuatro condados del norte de Nueva Jersey, le doy la bienvenida de todo corazón y le prometo nuestro amor y nuestro apoyo en la oración.

La esperanza no defrauda. Cuando ponemos nuestra confianza en la acción del Espíritu Santo, Dios nos proporciona todo lo que necesitamos para ayudarnos a permanecer fieles a nuestra vocación de ser sus testigos—discípulos misioneros que caminan juntos como Peregrinos de la Esperanza. Por favor, únanse a mí en la oración por nuestro nuevo Santo Padre. Que sea para nosotros fuente visible y fundamento de nuestra unidad en la fe y de nuestra comunión con el Señor y entre nosotros.

Sinceramente suyo en Cristo Redentor,
Cardenal Joseph W. Tobin, C.Ss.R.
Arzobispo de Newark


Cardenal Joseph W. Tobin, C.Ss.R.
Declaración sobre la elección de Su Santidad el Papa León XIV

Con corazón agradecido, doy gracias a Dios por el don de nuestro nuevo Santo Padre, el Papa León XIV. Por el poder del Espíritu Santo, la Iglesia ha sido bendecida una vez más con un querido pastor que nos guía en la fe y la unidad. Ofrezco mis fervientes oraciones por nuestro nuevo Papa mientras abraza este sagrado ministerio de servicio. Que Dios le dote de sabiduría, valentía y compasión, y que su liderazgo inspire a toda la Iglesia a caminar cada vez más cerca de Cristo y a amarse unos a otros más profundamente.

Cardenal Joseph W. Tobin, C.Ss.R.
Arzobispo de Newark


(OSV News photo/Claudia Greco, Reuters)

El cardenal Prevost, natural de Chicago, elegido Papa, toma el nombre de León XIV

Catholic News Service, Mayo 8, 2025

El cardenal Robert F. Prevost, nacido en Chicago y prefecto del Dicasterio para los Obispos del Papa Francisco, fue elegido 267º Papa el 8 de mayo y tomó el nombre de Papa León XIV.

Es el primer norteamericano elegido Papa y, antes del cónclave, era el cardenal estadounidense más mencionado como posible sucesor de San Pedro.

El humo blanco salió de la chimenea en el techo de la Capilla Sixtina a las 6:07 p.m. hora de Roma, y pocos minutos después empezaron a sonar las campanas de la Basílica de San Pedro.

Unos 20 minutos más tarde, la banda de la policía vaticana y dos docenas de miembros de la Guardia Suiza Pontificia entraron en la plaza de San Pedro. Pronto se les unió la banda de música de los Carabinieri italianos, una rama de la policía militar, y unidades de otras ramas del ejército italiano.

En cuanto empezó a difundirse la noticia, gentes de toda Roma corrieron a unirse a las decenas de miles que ya estaban en la plaza para ver el humo. El alcalde de Roma, Roberto Gualtieri, estaba entre ellos.

El cardenal francés Dominique Mamberti, protodiácono del Colegio Cardenalicio, apareció en el balcón central de la basílica de San Pedro a las 7:12 p.m.  Le dijo a la multitud: “Les anuncio una gran alegría. Tenemos Papa (‘Habemus papam’)”, diciendo el nombre del cardenal en latín y anunciando el nombre por el que será llamado.

Cardenales de más de 80 años, que no tenían derecho a entrar en el cónclave, se unieron a la multitud en la plaza. Entre ellos estaban los cardenales Seán P. O’Malley, arzobispo emérito de Boston; Donald W. Wuerl, arzobispo emérito de Washington; y Marc Ouellet, prefecto emérito de la Congregación para los Obispos.

Ciudadano estadounidense y peruano

El Papa, de 69 años, ha sido misionero en Perú durante muchos años y tiene la nacionalidad estadounidense y la peruana.

La Repubblica, el principal diario italiano, lo describió el 25 de abril como “cosmopolita y tímido”, pero también dijo que era “apreciado por conservadores y progresistas”. Tiene visibilidad mundial en un cónclave en el que pocos (cardenales) se conocen”.

Esa visibilidad proviene del hecho de que, como prefecto del Dicasterio para los Obispos durante los últimos dos años, fue fundamental para ayudar al Papa Francisco a elegir obispos para muchas diócesis de rito latino, se reunió con cientos de obispos durante sus visitas “ad limina” a Roma y fue llamado a ayudar a los obispos de rito latino del mundo “en todos los asuntos relacionados con el ejercicio correcto y fructífero del oficio pastoral que se les ha confiado”.

El nuevo Papa se desempeñaba como obispo de Chiclayo, Perú, cuando el Papa Francisco lo llamó al Vaticano en enero de 2023.

Durante una charla en la parroquia de San Judas de Chicago en agosto, el entonces cardenal dijo que el Papa Francisco lo nombró “específicamente porque no quería que alguien de la Curia Romana asumiera este papel. Quería a un misionero; quería a alguien de fuera; quería a alguien que entrara con una perspectiva diferente”.

En una entrevista de marzo de 2024 con Catholic News Service, dijo que la decisión del Papa Francisco en 2022 de nombrar a tres mujeres como miembros de pleno derecho del dicasterio, dándoles entrada en la selección de obispos “contribuye significativamente al proceso de discernimiento en la búsqueda de quienes esperamos sean los mejores candidatos para servir a la iglesia en el ministerio episcopal”.

Para disuadir actitudes de clericalismo entre los obispos, dijo, “es importante encontrar hombres que estén verdaderamente interesados en servir, en predicar el Evangelio, no sólo con palabras elocuentes, sino más bien con el ejemplo y el testimonio que dan”.

De hecho, dijo el cardenal, el baluarte “más eficaz e importante” del Papa Francisco contra el clericalismo es ser “un pastor que predica con el gesto”.

En una entrevista en 2023 con Vatican News, el entonces cardenal Prevost habló sobre la cualidad esencial de liderazgo de un obispo.

“El Papa Francisco ha hablado de cuatro tipos de cercanía: cercanía a Dios, a los hermanos obispos, a los sacerdotes y a todo el pueblo de Dios”, dijo. “No hay que ceder a la tentación de vivir aislados, separados en un palacio, satisfechos con un cierto nivel social o un cierto nivel dentro de la Iglesia”.

“Y no debemos escondernos detrás de una idea de autoridad que hoy ya no tiene sentido”, dijo. “La autoridad que tenemos es para servir, acompañar a los sacerdotes, ser pastores y maestros”.

Como prefecto del dicasterio, el entonces cardenal Prevost también fue presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, donde reside casi el 40% de los católicos del mundo.

Nacido en Chicago, también fue prior general de los agustinos y pasó más de dos décadas sirviendo en Perú, primero como misionero agustino y después como obispo de Chiclayo.

Poco después de llegar a Roma para dirigir el dicasterio, declaró a Vatican News que los obispos tienen la misión especial de promover la unidad de la Iglesia.

“La falta de unidad es una herida que sufre la Iglesia, muy dolorosa”, dijo en mayo de 2023. “Las divisiones y las polémicas en la Iglesia no ayudan nada. Los obispos especialmente debemos acelerar este movimiento hacia la unidad, hacia la comunión en la iglesia”.

Natural de Chicago

El Papa León nació el 14 de septiembre de 1955 en Chicago, Illinois. Licenciado en Matemáticas por la Universidad Agustiniana de Villanova en Pensilvania, ingresó en la Orden en 1977 y emitió los votos solemnes en 1981. Es licenciado en Teología por la Unión Teológica Católica de Chicago y doctor por la Pontificia Universidad Santo Tomás de Aquino de Roma.

Se unió a la misión agustiniana en Perú en 1985 y trabajó en el país hasta 1999, cuando fue elegido jefe de la provincia agustiniana de Chicago. De 2001 a 2013, fue prior general de la orden mundial. En 2014, el papa Francisco lo nombró obispo de Chiclayo, en el norte de Perú, y el papa le pidió también que fuera administrador apostólico de Callao, Perú, de abril de 2020 a mayo de 2021.

El nuevo papa habla inglés, español, italiano, francés, portugués y sabe leer latín y alemán.

Este artículo fue escrito por Cindy Wooden para Catholic News Service


Primera bendición “Urbi et Orbi” del Santo Padre León XIV

¡La paz esté con todos ustedes!

Queridos hermanos y hermanas, este es el primer saludo del Cristo resucitado, el Buen Pastor, que ha dado la vida por la grey de Dios. También yo quisiera que este saludo de paz entre en sus corazones, llegue a sus familias, a todas las personas, dondequiera que estén, a todos los pueblos, a toda la tierra. ¡La paz esté con ustedes!

Esta es la paz de Cristo resucitado, una paz desarmada y una paz desarmante, humilde y perseverante. Proviene de Dios, Dios que nos ama a todos incondicionalmente. Aún conservamos en nuestros oídos la voz débil pero siempre valiente del Papa Francisco que bendecía Roma, el Papa que bendecía a Roma y al mundo, esa mañana del día de Pascua. 

Permítanme continuar esa misma bendición: Dios nos quiere, Dios ama a todos, y el mal no prevalecerá. Estamos todos en las manos de Dios. Por lo tanto, sin miedo, unidos, tomados de la mano con Dios y entre nosotros sigamos adelante. Somos discípulos de Cristo. Cristo nos precede, y el mundo necesita su luz. La humanidad lo necesita como puente para alcanzar a Dios y a su amor. Ayúdennos también ustedes, luego ayúdense unos a otros a construir puentes, con el diálogo, con el encuentro, uniéndonos todos para ser un solo pueblo siempre en paz. ¡Gracias, Papa Francisco!

Quiero agradecer también a todos los hermanos cardenales que me han elegido para ser Sucesor de Pedro y caminar junto con ustedes, como Iglesia unida buscando siempre la paz, la justicia, procurando siempre trabajar como hombres y mujeres fieles a Jesucristo, sin miedo, para proclamar el Evangelio, para ser misioneros.

Soy agustino, un hijo de san Agustín, que ha dicho: “Con ustedes soy cristiano y para ustedes, obispo”. En este sentido podemos caminar todos juntos hacia esa patria que Dios nos ha preparado.

¡Un saludo especial a la Iglesia de Roma! [Aplausos]. Debemos buscar juntos cómo ser una Iglesia misionera, una Iglesia que construye puentes dialogando, siempre abiertos, como esta plaza, a recibir con los brazos abiertos a todos, a todos aquellos que necesitan nuestra caridad, nuestra presencia, diálogo y amor.

Y si me permiten también una palabra, un saludo a todos y en modo particular a mi querida diócesis de Chiclayo, en el Perú, donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe y ha dado tanto, tanto, para seguir siendo Iglesia fiel de Jesucristo.

A todos ustedes, hermanos y hermanas de Roma, de Italia, de todo el mundo, queremos ser una Iglesia sinodal, una Iglesia que camina, una Iglesia que busca siempre la paz, que busca siempre la caridad, que busca siempre estar cerca especialmente de aquellos que sufren.

Hoy es el día de la Súplica a la Virgen de Pompeya. Nuestra Madre María siempre quiere caminar con nosotros, estar cerca, ayudarnos con su intercesión y su amor. Quisiera, pues, rezar junto con ustedes. Recemos juntos por esta nueva misión, por toda la Iglesia, por la paz en el mundo y pidamos esta gracia especial a María, nuestra Madre.


Mi Oración para Ustedes

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Por favor únanse a mí para rezar por nuestro Nuevo Santo Padre, León XIV, usando estas palabras del Misal Romano:
Oh Dios, que en tu designio providencial
quisiste que tu Iglesia se edificara
sobre el bienaventurado Pedro, a quien pusiste por encima de los demás Apóstoles,
mira con favor, te rogamos, a León, nuestro Papa
y haz que él, a quien has hecho sucesor de Pedro,
sea para tu pueblo fuente y fundamento visible
de unidad en la fe y de comunión.

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.