Del Cardenal: Alabando a Dios por nuestra Casa Común |  20 de octubre 2023

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Vol. 5. No. 3

Queridos Hermanas y Hermanos en Cristo,

El miércoles 4 de octubre de 2023, Día de San Francisco de Asís, nuestro Santo Padre el Papa Francisco publicó una nueva Exhortación Apostólica titulada Laudate Deum (Alabado sea Dios). Esta nueva comunicación del Papa, que se refiere a la crisis climática, se dirige a “todos los hombres de buena voluntad”.

Laudate Deum es una continuación de la Encíclica Laudato Si’ del Papa Francisco, publicada hace ocho años, el 18 de junio de 2015, en la que el Santo Padre compartió con todos nosotros, los “hermanos y hermanas de nuestro sufrido planeta”, sus sentidas preocupaciones por el cuidado de nuestra casa común. Como exhortación, Laudate Deum es una llamada a la acción que resulta de la convicción del papa de que las respuestas a su llamada al cambio en Laudato Si’ “no han sido adecuadas, mientras que el mundo en el que vivimos se derrumba y puede estar cerca del punto de ruptura”.

El Papa Francisco cree que el impacto de nuestra actual crisis climática va más allá de sus profundos efectos negativos sobre el medio ambiente. La humanidad misma—especialmente los pobres y vulnerables—se está viendo perjudicada por las graves consecuencias del cambio climático global. “Es indudable que el impacto del cambio climático perjudicará cada vez más la vida y la familia de muchas personas”, escribe el Santo Padre. “Sentiremos sus efectos en los ámbitos de la asistencia sanitaria, las fuentes de empleo, el acceso a los recursos, la vivienda, las migraciones forzadas, etc.”

Laudate Deum comienza citando a San Francisco de Asís, de quien el Papa tomó su nombre, y que proclamó con su vida, sus cánticos y todas sus acciones la sencilla verdad de que Dios es digno de alabanza en toda la creación. Todas las cosas visibles e invisibles proclaman la gloria de Dios. Si pudiéramos ver el mundo con los ojos de san Francisco, que “reflejaba la sensibilidad de Jesús ante las criaturas de su Padre”, nunca abusaríamos ni descuidaríamos nuestra casa común, que es preciosa para Dios. Como nos recuerda el Papa Francisco, usando las poderosas palabras de las Escrituras: “Fíjense como crecen los lirios del campo: no trabajan ni hilan. Sin embargo, les digo que ni siquiera el rey Salomón, con todo su lujo, se vestía como uno de ellos” (Mt 6, 28-29). “¿No se venden cinco pajarillos por dos moneditas? Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos” (Lc 12,6).

“¡Cómo no admirar esta ternura de Jesús por todos los seres que nos acompañan en el camino!”. exclama el Papa Francisco. Esta aguda conciencia que compartimos con toda la creación de Dios, la íntima relación que San Francisco sugiere cuando habla del Hermano Sol y la Hermana Luna, y cuando comulga con los animales y con la naturaleza, refleja un grado de santidad al que se nos desafía a aspirar en nuestra administración de nuestra casa común.

En opinión del Papa Francisco, existe una conexión innegable entre nuestro cuidado del medio ambiente y nuestro respeto por la dignidad de la vida humana. “Se trata de una cuestión social global”, dice el Santo Padre, “e íntimamente relacionada con la dignidad de la vida humana”. A continuación, cita a los Obispos de Estados Unidos que en una declaración de 2019 sobre el Cambio Climático Global dijeron:

Nuestro cuidado mutuo y nuestro cuidado de la Tierra están íntimamente ligados. El cambio climático es uno de los principales retos a los que se enfrentan la sociedad y la comunidad mundial. Los efectos del cambio climático los sufren las personas más vulnerables, ya sea en su propio país o en todo el mundo.

El Santo Padre cree que la crisis climática que estamos experimentando ahora es un problema social mundial que afecta tanto al medio ambiente que llamamos nuestra casa común como al bienestar de cada ser humano en este planeta, lo reconozcamos o no.

Después de haber ofrecido sus reflexiones sobre la importancia del cuidado de nuestra casa común hace ocho años en la encíclica Laudato Si’, el Papa Francisco quiere llevarnos más allá de las conversaciones y los debates sobre sus enseñanzas a acciones que afecten a un cambio real. Laudate Deum cita algunos de los esfuerzos multilaterales que se han realizado para lograr resultados positivos. Algunos, dice, han sido un éxito y otros han fracasado. El Papa nos desafía a construir sobre lo que se ha logrado hasta ahora y a aprender de nuestros fracasos sin desanimarnos.

Laudate Deum expresa la profunda decepción del Santo Padre ante lo que llama “la debilidad de la política internacional.” Dado que se trata de una crisis mundial, exige una respuesta multilateral, que sea algo más que mera retórica. El Papa Francisco escribe:

35. No es conveniente confundir el multilateralismo con una autoridad mundial concentrada en una persona o en una élite con excesivo poder: “Cuando se habla de la posibilidad de alguna forma de autoridad mundial regulada por el derecho no necesariamente debe pensarse en una autoridad personal”. Hablemos sobre todo de “organizaciones mundiales más eficaces, dotadas de autoridad para asegurar el bien común mundial, la erradicación del hambre y la miseria, y la defensa cierta de los derechos humanos elementales”. La cuestión es que deben estar dotadas de autoridad real de manera que se pueda “asegurar” el cumplimiento de algunos objetivos irrenunciables. De este modo se daría lugar a un multilateralismo que no dependa de las circunstancias políticas cambiantes o de los intereses de unos pocos y que tenga una eficacia estable.

La clave es una “autoridad mundial” que no esté sometida a la política ni al interés propio de unos pocos individuos, corporaciones o naciones.

De cara a la próxima conferencia internacional (COP28, que se celebrará del 30 de noviembre al 12 de diciembre de 2023 en Dubái), el Papa Francisco se muestra prudentemente optimista:

54. Si confiamos en la capacidad del ser humano de trascender sus pequeños intereses y de pensar en grande, podemos mantener la esperanza de que esta COP28 dé lugar a una marcada aceleración de la transición energética, con compromisos efectivos y susceptibles de un monitoreo permanente. Esta Convención puede ser un punto de inflexión, que muestre que todo lo que se ha hecho desde 1992 iba en serio y valió la pena, o será una gran decepción y pondrá en riesgo lo bueno que se haya podido lograr hasta ahora.

Desafiando a “los poderes establecidos”, el Papa ofrece su esperanza urgente de que “los participantes en la Conferencia sean estrategas capaces de considerar el bien común y el futuro de sus hijos, más que los intereses a corto plazo de determinados países o empresas”. Si los líderes mundiales pueden por fin pensar—y actuar—por el bien común de todos, demostrarán “la nobleza de la política y no su vergüenza”.

En un próximo boletín, ofreceré algunas reflexiones sobre lo que el Papa Francisco llama las “motivaciones espirituales” nacidas de la fe para actuar con decisión sobre las causas profundas de esta crisis mundial. Mientras tanto, les animo a leer el texto completo de Laudate Deum, que es más breve que muchos documentos de la Iglesia, y a rezar para que el Espíritu Santo nos dé a todos el poder de actuar como una sola familia de fe para proteger nuestra casa común.

Sinceramente suyo en Cristo Redentor,

Cardenal Joseph W. Tobin, C.Ss.R.
Arzobispo de Newark


Declaración del Presidente Internacional de Justicia y Paz de los Obispos de EE.UU. en medio de la violencia en Tierra Santa

Octubre 8, 2023

En respuesta a las continuas tensiones y a la violencia que estalló en guerra entre Gaza e Israel el 7 de octubre, Mons. David J. Malloy, obispo de Rockford y presidente del Comité de Justicia Internacional y Paz de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos (USCCB), pide que se rece por la paz en Tierra Santa:

“El 7 de octubre, fiesta del Santísimo Rosario, el mundo observó la operación lanzada desde Gaza y la rápida llamada a las armas de Israel que siguió. Casi 50 años después del inicio de la guerra árabe-israelí de 1973, una vez más la guerra se extiende por Tierra Santa. Con ella aumentan las bajas y las hostilidades en todos los bandos, y aumentan las amenazas al statu quo de los Santos Lugares entre judíos, musulmanes y cristianos, lo que ensombrece aún más cualquier esperanza de paz.

“Una vez más, el mundo está conmocionado y horrorizado por el estallido de una violencia feroz en Tierra Santa. Han surgido informes que indican un gran número de heridos y muertos, entre ellos muchos civiles”.

“Me uno al Papa Francisco en su llamamiento a la paz y su condena de este brote generalizado de violencia. Como afirmó en su audiencia dominical[F1] : ‘!Que cesen los ataques y el armamento. Por favor! Y que se entienda que el terrorismo y la guerra no conducen a ninguna resolución, sino sólo a la muerte y al sufrimiento de tantos inocentes’.

“Que todos los que aman Tierra Santa traten de conseguir entre todas las partes implicadas en los combates el cese de la violencia, el respeto de las poblaciones civiles y la liberación de los rehenes”.

“Mientras rezamos con urgencia por la paz, recordamos especialmente a todas las familias y personas que sufren a causa de estos acontecimientos.  Hacemos un llamamiento a los fieles y a todas las personas de buena voluntad para que no se cansen y sigan rezando por la paz en la tierra que Nuestro Señor, el Príncipe de la Paz, llamó su hogar”.


Un Mensaje del Papa Francisco: Palabras de Desafío y Esperanza

Pope Francis smiling at camera

A continuación, una selección de la Exhortación Apostólica Laudate Deum (Alaben a Dios) del Papa Francisco, #’s 5–14). Para leer el texto complete de Laudate Deum, seleccione aquí.

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA: LAUDATE DEUM DEL SANTO PADRE FRANCISCO A TODAS LAS PERSONAS DE BUENA VOLUNTAD SOBRE LA CRISIS CLIMÁTICA

La Crisis Climática Global

5. Por más que se pretendan negar, esconder, disimular o relativizar, los signos del cambio climático están ahí, cada vez más patentes. Nadie puede ignorar que en los últimos años hemos sido testigos de fenómenos extremos, períodos frecuentes de calor inusual, sequía y otros quejidos de la tierra que son sólo algunas expresiones palpables de una enfermedad silenciosa que nos afecta a todos.

Es verdad que no cabe atribuir de modo habitual cada catástrofe concreta al cambio climático global. Sin embargo, sí es verificable que determinados cambios en el clima provocados por la humanidad aumentan notablemente la probabilidad de fenómenos extremos cada vez más frecuentes e intensos. Por eso sabemos que cada vez que aumente la temperatura global en 0,5 grados centígrados, aumentarán también la intensidad y la frecuencia de grandes lluvias e inundaciones en algunas zonas y sequías severas en otras, calores extremos en ciertas regiones y grandes nevadas en otras. Si hasta ahora podíamos tener olas de calor algunas veces al año, ¿qué pasaría con un aumento de la temperatura global de 1,5 grados centígrados, del cual estamos cerca? Esas olas de calor serán mucho más frecuentes y con mayor intensidad. Si llega a superar los 2 grados, se derretirían totalmente las capas de hielo de Groenlandia y de buena parte de la Antártida, con enormes y gravísimas consecuencias para todos.

Resistencias y confusiones

6. En los últimos años no han faltado personas que pretendieron burlarse de estos hechos. Mencionan supuestos datos científicamente sólidos, como el hecho de que el planeta siempre tuvo y tendrá períodos de enfriamiento y de calentamiento. Olvidan mencionar otro dato relevante: que lo que estamos verificando ahora es una inusual aceleración del calentamiento, con una velocidad tal que basta una sola generación — no siglos ni milenios — para constatarlo. El aumento del nivel del mar y el derretimiento de los glaciares pueden ser fácilmente percibidos por una persona a lo largo de su vida, y probablemente en pocos años muchas poblaciones deberán trasladar sus hogares a causa de estos hechos.

7. Para ridiculizar a quienes hablan del calentamiento global, se acude al hecho de que suelen verificarse fríos también extremos. Se olvida que éste y otros síntomas extraordinarios no son más que diversas expresiones alternativas de la misma causa: el desajuste global que provoca el calentamiento del planeta. Tanto las sequías como las inundaciones, tanto los lagos que se secan como las poblaciones arrasadas por maremotos o desbordes, tienen en definitiva el mismo origen. Por otra parte, si hablamos de un fenómeno global no podemos confundirlo con eventos transitorios y cambiantes, que se explican en buena parte por factores locales.

8. La falta de información lleva a confundir las grandes proyecciones climáticas que suponen períodos largos — hablamos al menos de décadas — con las previsiones meteorológicas que a lo sumo pueden abarcar algunas semanas. Cuando hablamos del cambio climático nos referimos a una realidad global — con constantes variaciones locales — que persiste durante varias décadas.

9. Con la pretensión de simplificar la realidad, no faltan quienes responsabilizan a los pobres porque tienen muchos hijos y hasta pretenden resolverlo mutilando a las mujeres de países menos desarrollados. Como siempre, pareciera que la culpa es de los pobres. Pero la realidad es que un bajo porcentaje más rico del planeta contamina más que el 50% más pobre de toda la población mundial, y que la emisión per cápita de los países más ricos es muchas veces mayor que la de los más pobres. ¿Cómo olvidar que África, que alberga más de la mitad de los más pobres del planeta, es responsable de una mínima parte de las emisiones históricas?

10. También suele decirse que los esfuerzos por mitigar el cambio climático, reduciendo el uso de combustibles fósiles y desarrollando formas de energía más limpias, provocará una reducción de los puestos de trabajo. Lo que ocurre es que millones de personas pierden su empleo debido a las diversas consecuencias del cambio climático: tanto el aumento del nivel del mar como las sequías y muchos otros fenómenos que afectan al planeta, han dejado a mucha gente a la deriva. Por otra parte, la transición hacia formas renovables de energía, bien gestionada, así como todos los esfuerzos de adaptación a los daños del cambio climático, son capaces de generar innumerables puestos de trabajo en diferentes sectores. Esto requiere que los políticos y empresarios estén ahora mismo ocupándose de ello.

Las causas humanas

11. Ya no se puede dudar del origen humano —“antrópico”— del cambio climático. Veamos por qué. La concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, que por ese efecto provocan el calentamiento de la tierra, se mantuvo estable hasta el siglo XIX, por debajo de las 300 partes por millón en volumen. Pero a mediados de ese siglo, en coincidencia con el desarrollo industrial, comenzaron a crecer las emisiones. En los últimos cincuenta años el aumento se aceleró notablemente, como lo ha certificado el observatorio de Mauna Loa, que toma medidas diarias de dióxido de carbono desde el año 1958. Mientras escribía Laudato Si’, se alcanzó el máximo de la historia – 400 partes por millón – hasta llegar en junio de 2023 a las 423 partes por millón. Más del 42% del total de las emisiones netas a partir del año 1850 se produjeron después de 1990.

12. Al mismo tiempo hemos confirmado que en los últimos cincuenta años la temperatura aumentó con una velocidad sin precedentes, más que en cualquier momento en los últimos dos mil años. En este período la tendencia fue de un calentamiento de 0,15 grados centígrados por década, el doble de lo ocurrido en los últimos 150 años. Desde 1850 hasta hoy la temperatura global aumentó 1,1 grados centígrados, fenómeno que se amplifica en las áreas polares. A este ritmo, es posible que en diez años alcanzaremos el límite máximo global deseable de 1,5 grados centígrados. El aumento no se dio sólo en la superficie terrestre, sino también en varios kilómetros hacia arriba en la atmósfera, en la superficie de los océanos y aun en profundidades por cientos de metros. Así se incrementó además la acidificación de los mares y se redujeron sus niveles de oxígeno. Los glaciares se retraen, disminuye la cobertura de nieve y sube constantemente el nivel del mar.

13. No es posible ocultar la coincidencia de estos fenómenos climáticos globales con el crecimiento acelerado de la emisión de gases de efecto invernadero sobre todo desde mediados del siglo XX. Una abrumadora mayoría de científicos especializados en clima sostienen esta correlación y sólo un ínfimo porcentaje de ellos intenta negar esta evidencia. Lamentablemente la crisis climática no es precisamente un asunto que interese a los grandes poderes económicos, preocupados por la mayor ganancia posible con el menor costo y en el tiempo más corto que se pueda.

14. Me veo obligado a hacer estas precisiones, que pueden parecer obvias, debido a ciertas opiniones despectivas y poco racionales que encuentro incluso dentro de la Iglesia católica. Pero ya no podemos dudar de que la razón de la inusual velocidad de estos peligrosos cambios es un hecho inocultable: las enormes novedades que tienen que ver con la desbocada intervención humana sobre la naturaleza en los dos últimos siglos. Los elementos de origen natural que suelen provocar calentamiento, como las erupciones volcánicas y otros, son insuficientes para explicar la proporción y la velocidad de los cambios de las últimas décadas. La evolución de las temperaturas medias superficiales no se sostiene sin el efecto del aumento de los gases de efecto invernadero.


Mi Oración para Ustedes

Cardinal Tobin standing a podium, with his fingertips together in prayer.

Unámonos a nuestras hermanas y hermanos en Tierra Santa y en todo el mundo en una oración ferviente y sincera por la paz, la justicia y la reconciliación. Trabajemos sin descanso para que la paz con justicia sea una realidad en nuestros corazones, en nuestras comunidades y entre todas las naciones y pueblos.