Statement from Cardinal Joseph W. Tobin, C.Ss.R., regarding recent mass shootings
Cardinal Joseph W. Tobin, C.Ss.R., has issued the following statement in response to the recent mass shootings:
The disciples of Jesus that form the Archdiocese of Newark join our hearts and prayers for the anguished families of Uvalde, Buffalo and many other communities across this country, including Newark, the city in which I live and love. The slaughter of children and teachers yesterday in Texas, and the surge of violence in communities nationwide, cannot be easily explained but must not be dismissed as a perverse “new normal.”
Cynically short-sighted solutions that facilely propose turning schools, grocery stores and shopping malls into armed camps must be rejected. This nation cannot flourish by permitting the unregulated sale of weapons designed to kill. There is no convincing argument to justify the sale or possession of automatic rifles, oversize magazines, folding stocks, and other weapons that are used in an ever-growing number of massacres.
New laws alone will not change hearts. We need civil conversations around all the forms of violence that are tolerated, even celebrated in our culture. The role of social media, especially its indiscriminate use by young people, needs to be questioned. We adults must examine how our speech and slogans and our resignation and apathy contribute to violent death and the disintegration of our communities.
There is much to do, but for now, let us recognize our connection with the grieving families and plead with God to heal their broken hearts.
El Cardenal Joseph W. Tobin, C.Ss.R., ha emitido la siguiente declaración en respuesta a los recientes tiroteos masivos:
Mayo 25, 2022
Los discípulos de Jesús que formamos la Arquidiócesis de Newark unimos nuestros corazones y elevamos nuestras oraciones por las familias angustiadas de Uvalde, de Buffalo y de muchas otras comunidades de este país, incluida Newark, la ciudad en la que vivo y a la que amo. La masacre de niños y maestros ayer en Texas y el aumento de la violencia en las comunidades de todo el país no se pueden explicar fácilmente, pero no se deben dejar como una perversa “nueva normalidad”.
Deben rechazarse las soluciones cínicamente miopes que proponen fácilmente convertir escuelas, supermercados y centros comerciales en campamentos armados. Esta nación no puede prosperar permitiendo la venta no regulada de armas diseñadas para matar. No existe ningún argumento convincente para justificar la venta o posesión de rifles automáticos, cargadores de gran tamaño, culatas plegables y otras armas que se utilizan en un número cada vez mayor de masacres.
Las nuevas leyes por sí solas no cambiarán los corazones. Necesitamos conversaciones civilizadas sobre todas las formas de violencia que se toleran, e incluso se celebran en nuestra cultura. El papel de las redes sociales, especialmente su uso indiscriminado por parte de los jóvenes, debe cuestionarse. Los adultos debemos examinar cómo nuestra forma de hablar y las consignas, al igual que nuestra resignación y apatía contribuyen a la muerte violenta y a la desintegración de nuestras comunidades.
Hay mucho por hacer, pero por ahora unámonos a las familias en estos momentos de profundo dolor y roguemos a Dios que sane sus corazones destrozados.